Música, cigarrillos e imaginación: La combinación perfecta para escribir en solitario.
Capítulo 1.
*Monólogo irreverente
Muchas veces, al estar sentado en mi escritorio observando el ordenador, me pongo a analizar la manera en la cual transcurre el día .
A veces tan lento y aburrido como un sermón dominical y otras muy rápido, fugaz como cuando llegas al orgasmo y tu novia ni siquiera empieza a entrar en calores.
Deberíamos poder manejar a nuestro antojo la velocidad en que transcurre el tiempo, sería algo magnífico. Imagina poder gozar a todo dar, cuadro por cuadro, como si fuese una reproducción en cámara lenta, una acción que a ti te cause placer, éxtasis, alegría o cualquier cosa que te haga hervir la sangre de emoción. Sería una escena digna de un Oscar por los efectos visuales.
Por otro lado, los momentos desagradables, los que detestamos y nos hacen sentir más aplastado que colilla de pucho en chichodromo, deberían acelerarse hasta el punto de ni siquiera sentirlos, de la misma manera en que cambias de tema cuando te cobran la plata que debes.
Podríamos ser grandes directores o productores de cine chicha. Algunos con escenas sórdidas o retorcidas secuencias, seguro que pornográficas en su mayoría, otras bellas y emotivas y algunas cómicas seguramente. Todo un mix suculento de experiencias colectivas propias del ser humano.
Podrías ser el nuevo Tarantino de la plaza San Martin con Jr. De la unión.
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