Rey del Universo
¡Ampay me salvo con todos mis compañeros ¡. Fue el grito más intenso que pude haber escuchado aquella tarde. Un grito que rompió toda ley y fácilmente pudo ser escuchado hasta en los confines de la tierra. Fue tan potente y lleno de energía como el grito de William Wallace exclamando libertad ante los ingleses y tan poderoso como un trueno. Lo más impactante fue que esta exclamación, tan llena de poder, vino de un pequeño ser, un ente minúsculo, de no más de 8 años de edad, de complexiones robustas y cuerpo rechoncho. Su peculiar aspecto, muy parecido a un personaje de publicidad de neumáticos, hacía juego con sus enormes mejillas color rosáceo, decoradas con infinidad de pecas, tantas que me tomaría un día entero contabilizarlas. Llévala de atuendo un short sumamente corto junto con un polo tan apretado y pequeño que tan de solo verlo, me quedaba con la sensación de que me faltaba oxígeno y que dejaba al descubierto su abultada barriga junto con un ombligo que discretamente se ...