Lagrima de atardecer:
Entre sonatas de Tom Waits y Miles Davis, me encontraba contemplando tan sublime y etéreo espectáculo de la naturaleza, como es el ocaso del astro rey. Una esfera incandescente que me mantuvo hipnotizado de inicio a fin, con un cambio de tonos maravilloso, de amarillos y anaranjados, luego pasando a un tono rojizo y que al final se tornó azulado, hasta que llego la oscuridad absoluta, en un cielo amplio y basto como el amor hacia mi madre y tan mágico como el nacimiento de un nuevo ser. Tal puesta en escena con infinidad de seguidores que esperan siempre puntuales la hora propicia para esbozar en sus rostros el más vívido recuerdo o sensación tangible de sueños e ideales, que activa en lo más profundo de su mente aquel proceso creativo que no tiene punto de comparación con algo existente. Observaba a la gente que transitaba alegremente: padres e hijos, parejas de enamorados que destilaban amor en cada gesto, cada abrazo, niños jugueteando por los jardines con flores en sus ma...